De todos es bien sabido que no siempre te enamoras de quien quieres enamorarte, pero con la «variedad» de «especies» que hay por ahí sueltas no estaría de más pedir «curriculum» antes de dejarte llevar en la aventura del amor. Sin embargo, a priori ya lo hacemos. Cuando decimos, «no me gusta, no es mi tipo», al final lo que estamos haciendo es analizar si las cualidades, a simple vista, que tiene esa persona se corresponden con las que te gustaría que tuviera «tu persona». Pero cuidado, la bella y la bestia nos enseñó que «la belleza está en el interior», así que igual es cierto que debes profundizar más y no dejarte llevar por primeras apariencias.
Pues bien, por si cabe alguna duda y con ánimo de tirar abajo cualquier falso mito sobre los bailarines, te contamos varios motivos muy positivos por los que enamorarte de un bailarín, siempre es buena idea.
- Somos CREATIVOS. Y si, efectivamente para quien ya tenga un/a novia/o bailarín/a y ya lo haya descubierto, a veces lleva consigo un punto de BIPOLARIDAD que, además, nos encanta. Y esto no lo digo yo, que también tengo ese punto, se ve que ahora está demostrado. La semana pasada me pasaron un artículo de la revista muy interesante en el que oficialmente se declara, según un estudio, que «los bailarines, los fotógrafos y también los investigadores científicos son más propensos a padecer trastorno bipolar». Pero ese pequeño punto bipolar del que yo os hablo tiene muchas cosas positivas: se nos pasan los enfados con rapidez, nos adaptamos bien a cualquier situación, sabemos ver varios puntos de vista y ponernos en el lugar de los demás con facilidad, y esto, sin duda es muy necesario en una relación.
- Somos ORGANIZADOS. Y ojo, en este caso organizados no quiere decir ordenados, esto último ya va con las costumbre de cada uno. Nuestros ratitos y momentos se miden en horas y horas y medias. Estamos acostumbrados a que durante nuestra vida escolar y universitaria compaginada con nuestras clases de baile, sea todo horarios cuadrados en tiempos de lo que dura una clase que van desde las 8:00 de la mañana que te levantas hasta las 21:15 que llegas a casa de tu última clase de baile. El tiempo lo aprovechamos al máximo y nos cunde y esto nos permite hacer varias cosas a la vez y que el resultado de casi todas ellas sea bueno. ¿No es esto maravilloso?
- Somos APASIONADOS. Si, y mucho. Nos gusta el drama y vivir la vida intensamente. Somos viscerales. Lo malo nos hunde y nos quita las ganas hasta de pensar pero lo bueno nos emociona hasta proporcionarnos risa y sonrisa nerviosa sin ningún motivo. En un buen momento, y un buen momento puede ser simplemente una canción que te pone los pelos de punta mientras conduces, somos capaces de crear y guionizar autenticas obras de teatro en nuestra cabeza. Y esto, para bien o para mal, se le llama VITALIDAD y es genial tener a tu lado a alguien que sabe apreciar los buenos y los malos momentos de la vida, porque como siempre decimos nosotros, lo bueno no es tan bueno sin lo malo.
- Tenemos gestos CURIOSOS y ADORABLES. Son manías y costumbres que sin querer nos pasamos unos a otros extendiéndolo de generación en generación. Por ejemplo, a veces, no nos agachamos para atarnos los cordones, nosotros levantamos la pierna y la apoyamos en cualquier sitio. Calentamos y estiramos los pies en los semáforos y cuando nos tumbamos en la playa estiramos los empeines. Cuando escuchamos música, contamos los tiempos internamente y muchos distinguen en las primeras notas si es una salsa, una bachata, un merengue o un cha cha cha, y lo comunicamos en seguida en voz alta al resto, por si no se han percatado. Nos miramos en todos los espejos, estamos acostumbrados a mirarnos a los ojos a nosotros mismos a diario y somos presumidos pues hemos nacido delante de un espejo. Además, en nuestro mp3, encontrarás cualquier tipo de canción del género que sea, del artista que sea e incluso de la época que sea, (las clases de baile de las pequeñas requieren tener el último single de Violeta de Disney) y esto para un viaje de amor largo en coche, siempre da mucho juego.
- COMEMOS LO MISMO que el resto de mortales. Si, esto es así. No nos alimentamos de ramas de árboles ni de césped. Nos gustan las hamburguesas, los costillares y las patatas fritas. Adoramos los crepes, el brownie y el coulant de chocolate y se nos puede llevar a cenar a cualquier sitio, no temas.
- Somos COMPROMETIDOS. Y alto, si aún no te has convencido, esto te terminará de convencer. Nos comprometemos con los otros bailarines del grupo, con la profesora de baile, con nuestros padres desde pequeños prometiendo que sacaremos las mejores notas si no nos «desapuntan» de baile, y comprometidos con los horarios (a veces agotadores). Estamos acostumbrados a comprometernos y a cumplir con nuestras promesas y ojo no quiere decir que nunca nos equivoquemos o cometamos errores, pero tranquilo, también somos muy EXIGENTES con nosotros mismos y nuestro lado BIPOLAR que sabe en seguida cuando no lo hemos hecho bien lo intentará arreglar.
- Y, por último, diremos que tenemos un lado INFANTIL que no muere nunca. La mayoría adoramos las películas de DISNEY, el rollo de cantar y bailar con todo el vecindario hasta para comprar el pan nos transporta a un mundo de magia y fantasía que por algún motivo nos hace sentir llenos (aunque siempre hay excepciones de rebeldía contra disney. Si. También nos gusta sentirnos únicos y originales). Además, tenemos facilidad para deshinibirnos y ser espontáneos cual niño de 12 años y esto es una auténtica promesa de diversión.