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El poder de la danza – Solo los bailarines lo pueden entender

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El poder de la danza – Solo los bailarines lo pueden entender

Todos aquellos que, de alguna forma, están relacionados con la danza entienden a la perfección el título de este artículo. Porque cuando hablamos de «poder» hablamos de una sensación inexplicable que te produce moverte al ritmo de la música.

No es un poder relacionado con la victoria ni con conseguir una posición superior sobre los demás, nada tiene que ver con ese tipo de poder. Hablamos de PODER sobre ti mismo.  

Una fuerza interna que cuando te pones a bailar empieza a crecer y es capaz de hacer sentirte a ti mismo importante, único y especial, y, que esa sensación dependa sólo de ti y de nadie más, es sensacional y multiplica por mil ese poder.

El regalo de la danza. 

Cuando tienes 5 años y tu madre «te apunta a baile» no eres consciente del bonito regalo que te está dando.

Pero sin duda, en ese momento lo que si te encanta es tu maillot rosa, tus zapatillas rosas, tu falda rosa, tus ganchos rosas, tus medias puntas rosas (que pierdes dos o tres veces al año) y tus medias rosas…. todo es perfectamente rosa, tu paraíso. Y ahí empieza todo.

Al principio es un simple juego que consiste en asistir a clase vestida de tu color favorito, conocer a gente que también ama el rosa, que tu madre llore en cada festival en el que bailas con tu escuela, y comienza la colección de videos de «la niña bailando».  

Y es que, en esa primera etapa de «trabajo» en la que parece que «no haces nada» en clase, tu cuerpo y tu mente están recibiendo mil estímulos que van haciendo crecer dentro de ti ese bonito poder.

La decisión de seguir bailando

Cuando ya tienes edad de decidir que sigues bailando porque te gusta, ese poder es ya incontrolable.

Entonces es tu madre la que en ocasiones lamenta haberte apuntado al tener que recogerte lunes, miércoles y viernes a clase de baile justo a la hora de empezar a hacer la cena o del comienzo del partido de fútbol y los «findes» a casa de Marta porque habéis quedado todas para ensayar.  

Ella, aun, tampoco es consciente del bonito regalo que te ha dado. Y entonces empiezas a decir la maravillosa frase:

«NO PUEDO, TENGO BAILE».

– ¿Vamos al cine? -No puedo tengo baile.

¿Salimos el viernes? – No puedo, el sábado madrugo que tengo baile.  

Y es que, ese «no puedo», es el «no puedo» que menos te cuesta decir del mundo entero, por que media hora antes del ensayo te duchas (aunque sí, para nada porque vas a tener que volver a ducharte al volver) y te vistes con la ropa de baile, aunque suponga salir a la calle así vestida (a nosotros nos parece muy normal) y con una sonrisa sales pitando al ensayo.

Y entonces, te das cuenta de que has cambiado el paraíso del rosa por la elegancia del negro.

Bailar como forma de vida

Llegas al ensayo y empieza la música. Sólo con el calentamiento, empieza la magia. Algo te sube desde los pies a la cabeza e invade todo tu cuerpo. Tu lo controlas  y eres capaz de todo, y si no, sabes que con trabajo lo vas a conseguir.

Te evades del mundo y te dejas llevar, y entonces nada es más importante: ni una discusión con tu novio, ni el trabajo, ni tus inseguridades… NADA. Es la única forma que tienes de que tu mente deje todo a un lado y que sólo sea importante sentir, y si eso no es poder, que baje dios y lo sienta.  

100 ensayos, 50 cabreos de la coreógrafa, 20 frustraciones contigo misma, 10 medias rotas, 5 tirones en el músculo y 2 tensiones con amigas de baile (porque compartir pasiones hace amigas, no compañeras), llega el día de bailar.

El escenario, tu mejor y tu peor enemigo

Y ese día, para algunas de nosotras, se parece a una «mini» depresión pre-menstruación: no quieres comer, no puedes dormir, te duele la barriga,  no quieres que te mareen y te preguntas ¿yo para qué me meto en esto? Una extraña mezcla entre ilusión – ganas y terror – nervios se apodera de ti.

Te haces la mochila con la ropa de la actuación mientras repasas mentalmente las piezas de baile y te vas de casa corriendo insistiéndole, de 4 a 10 veces a tu madre, que no llegue tarde.

Estás preparada y aunque te duele la barriga de los nervios y no puedes parar de dar saltitos con tus amigas de baile, cuando suena la música, respiras hondo, y vuelve ese poder. Sales al escenario sintiéndote preciosísima, buscas a tu madre entre el público, os miráis y es entonces cuando las dos entendéis el bonito regalo que ella te dio con 5 años.

Y ahí da igual que estés bailando en la Ópera de París que en el festival de tu escuela, porque el poder que sientes sobre ti, es exactamente el mismo.

Y ese tipo de poder se resume en una palabra: ALCANZABLE. Sí señor, es un poder alcanzable para cualquier persona.

Escuela de Danza en Valencia de todos los estilos y para todas las edades. Equipo de competición en danza moderna, jazz, contemporáneo y hip hop.

COMMENTS

  • 6 abril, 2014
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    rosi

    Preciosa historia y real si. Yo también lo senti y se lo regalé a mi hija para que tambien lo sintiera.

  • 22 abril, 2014
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    stefanie

    Es el mejor regalo que les he dado a mis hijas hoy dia un orgullo para la familia y su maestra de danza maggie es super hermoso todo lo referente a la danza no las obliguemso simplemente dejar fluir su gusto en cada música.

  • 22 abril, 2014
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    Melissa Atencio

    Como maestra de Danzas e visto pasar muchas chicas por mis manos de diversas edades,y cada vez que inicio clases me digo a mi misma cada sábado que enciendo la luz de salón la magia empieza,es una alegría incomparable la que me regocija de haber escogido ser bailarina y maestra de danzas ,si el mundo entendiera la conección que desarrolla el ser humano al trabajar su cuerpo por medio de la danza todo fuese distinto.
    Me encanta mi trabajo y lo hago con pasión.
    Y es el mejor regalo que los padres le deben dar a sus hijos la verdad.

  • 22 abril, 2014
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    Lulu Angeles

    Que bella reflexión, me retrató tan bien como si supiera todo , vivimos esa emoción juntas durante 14 años mi hija y yo !!

  • 23 abril, 2014
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    Jorge Icaza

    Una excelente historia para los que tenemos a una persona especial sumergida en la danza.
    Ahora logro entender lo que bailar significa para mi hermosa sobrina y la alegría que nos transmite a todos los que la vemos en el escenario.
    Ella es un fiel reflejo del título de esta historia… Ella es «El poder de la danza».

  • 23 abril, 2014
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    by Yohi

    En una sensación, emoción, tantas cosas que se sienten y que transmite mi hija en el baile, que me llena de orgullo. El artículo describe exactamente todo lo que madre e hija pasamos. Mi hija desde los 2 años y medio entró en ballet y ya va para 13 y es su vida, su pasión. Disfruta de las presentaciones como nadie, y las competencia su meta es su logro de haber llegado allí, la medalla o el premio es un extra que si llega bien recibido, de no llegar disfrutó el haber bailado.
    Gracias por ese hermoso artículo.

  • 20 marzo, 2015
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    Cristina Gonalez

    Tengo 56 años. Mis padres me apuntaron a ballet con 8 años y solo hasta los 12, edad a la que no me dejaron seguir. Ahora llevo 11años bailando danza oriental con NARJESS MONTASSER y eso es lo que siento cada día de mi vida. Gracias.

  • 24 marzo, 2015
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    Oscar

    Me he sentido muy identificado con todo, menos con lo del rosa. Yo iba de negro jeje (que los chicos también bailamos). La verdad es que además del cuerpo educas el alma. Es una sensación indescriptible. Ahora con 32 años sigo bailando en cuanto puedo.

  • 24 marzo, 2015
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    Alba

    Son ya 10 sumergida en este precioso mundo que es la danza , cuando eres pequeña simplemente piensas que bien me lo voy a pasar toda la tarde con mis amigas , con el paso de los años aprendes que sois menos las que de verdad empezasteis el camino para no terminarle nunca, pues de todas cadáver quedáis menos.Cuando llegan los 12 o 13 años es cuando en realidad te das cuenta de que es tu pasión y que no podrías dejarlo por nada del mundo.Por ultimo llegan los 15,mi momento actual y te entra el gusanillo de superarte y formarte como bailarín/a y empiezas a preguntarte si la profesión con la que siempre habías soñado deberías reemplazarla por esta poder que te realiza como persona

  • 25 marzo, 2015
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    graciana morillas

    qué hermoso yo soy profesora de danza comencé a bailar a los tres años y ya tengo un nieto y aún sigo en la docencia con mucho orgullo y pasion. mis hijas también son bailarinas y cuando las veo bailar siento doble emoción como madre y como bailarina.si bien es una profesión sacrificada nos da tantas satisfacciones que vale la pena bailar!!!! Besos a todas las bailarinas y bailarinas del mundo y mi gran reverance a todos los amantes de la danza

  • 25 marzo, 2015
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    catalina

    Para mi , como madre , fué un sentimiento interior de belleza, arte e ilusión . cuando con tres añitos , dedcubrí unas profesoras maravillosas , sras. GASOLIBA , madre e hija , que con su orden y fuerza mental , firmeza y rectitud , impartian una enseñanza tan super completa de danza , música , y saber estar yles educaban día a día su cuerpo , pero en especial su voluntad, con un dia a dia , que si bien a mi , a veces ,me parecía un tanto exajerado con tanta exigencia , gracias a estos largos años de ballet , la voluntad da una fuerza vital y pudes conseguir , lo que te propongas i decidas ,
    He disfrutado muchos años ,he llorado de emocion ,de ver el progreso y con que entusiamo y alegria participaban en los festivales , es un estilo de vida ,.
    Dar opciones a los hijos que , de pequeños puedan conocer las artes , creo firmemente que les ayudas , a desarrollar su personalidad mas equilibrada.

  • 25 marzo, 2015
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    Lole

    Yo siento lo mismo con mi hija he recordado toda la historia , hoy es profesional en la danza flamenca

  • 30 marzo, 2015
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    Charo

    Me encantó esta frase: «Es la única forma que tienes de que tu mente deje todo a un lado y que sólo sea importante sentir, y si eso no es poder, que baje dios y lo sienta».
    Siempre ha sido el ballet mi refugio para superar cualquier problema externo. Es verdad, se olvida todo.

    Gracias por el artículo

  • 7 abril, 2015
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    maria muñoz

    Es un artículo escrito con el corazón pero siento decir, como madre de un niño bailarín al que YO NO APUNTÉ a baile ( apuntó por su cabezonería), que está incompleto, que solo habla de mallot rosa, y todo en femenino. Parece que el baile, según este escrito, es exclusivo de niñas y no es así.
    La historia de los niños ( chicos ) que se dedica al baile es aún mas dura, porque a parte de todo esto que expresan estas líneas, tienen que luchar con el estigma de ser los raros, los afeminados…por decirlo de una forma delicada. Y la foto podría haber incluido algunos niños, que os aseguro que los hay.

  • 7 abril, 2015
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    Sara gil

    Yo también hice un regalo así hace 13 años mi hija tiene 18 y lo q más le gusta del mundo es bailar.Este es un regalo mutuo porque cuando una madre ve a su hija en el escenario disfrutando tanto y alcanzando ese sueño que es bailar una se siente satisfecha y no importan esos ir y venir de la academia a la hora que fuese. Un olé muy grande para todos los q lo habéis conseguido

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